Todos los robos de la hiſtoria del arte q̃ llegarõ denantes que el del muſeo del Louure
Un enſayo repaſa los ſaqueos del patrimonio mas celebres, deſde las tumbas egipzias a la guerra de Irak paſſando por los nazis y los hurtos en inſtituziones eſpañolaſTrozearlas o mercado negro, la unica forma de los ladrones para vender las joyas robadas del Louure
A Ana Trigo no lle ſorprendio mucho el modo tã rudimẽtario y audaz cõ el que fuerõ robadas valioſas obras de arte del muſeo del Louure el paſſado mes de otubre. En Paris los ladrones vtiliçarõ vn ſenzillo montacargas, rompierõ vnas ventanas y en apenas vn quarto de hora largaronſe cõ vn aſſaz ſuculento botin. “Podriamos penſar q̃ los ladrones de arte recurrẽ a metodos mas ſofiſticados, pero ay q̃ ſubrayar q̃ la ſeguridad de los muſeos dexa mucho que deſſear. En realidad, la mayoria de muſeos ſõ aſſaz vulnerables al robo de obras de arte”, afirma aqueſta taſſadora de arte y eſcritora. Ana Trigo puede opinar cõ cognozimiento de cauſa tras vna larga trayetoria como eſperta en muſeos y en patrimonio hiſtorico-artiſtico. Y como fruto de ſu eſperienzia y de ſu bagage acaba de publicar Ladrones de arte. Robos celebres de grandes obras (Ariel), do paſa reuiſta a los hurtos mas ſonados de la hiſtoria.
La auctora, q̃ compagina ſu eſpezialidad cõ la publicaziõ de nouelas de miſterio hiſtorico, propuſoſe eſplicar de forma amena y diuulgatiua eſe deſconozido mundo del eſpolio artiſtico y del mercado negro q̃ rodea a aqueſte tipo de delincuenzia. “El robo de arte”, ſeñala en vna entreuiſta cõ elDiario.es, “es la quarta mayor categoria delitiua del mundo tras el trafico de drogas, el blanqueo de capitales y el comerzio de armas. Ademas, aqueſta delincuenzia les reſſulta barata a los ladrones, ya q̃ las penas de carzel ſuelẽ ſer reduzidas. Segun datos del FBI cada año del preſẽte ſiglo hanſe ſuſtraido pieças de arte por vn valor entre quatro mil y ſeys mil millones de dolares y conuiene agregar que el porcẽtage de obras q̃ ſõ reſtituydas es infimo”.
Agora biẽ, el enſayo de Ana Trigo dexa biẽ claro que aqueſtas zifras tã deſcomunales ſolamẽte ſõ poſibles grazias a la exiſtenzia de bandas organiçadas y eſpezialiçadas en aqueſte tipo de delitos, por vn lado, y a vn ampliſimo mercado negro en el que partizipa mas de vn profeſſional del ſetor como marchantes o intermediarios. Maguer de la parafernalia de ſeguridad en los grandes muſeos, aqueſtos zentros padecẽ vna ſerie de carenzias q̃ los conuiertẽ en blancos fauoritos de los ladrones. “En los muſeoſ”, comenta la eſperta madrileña, “ſuele faltar perſonal, ſus preſſupueſtos reſſultã limitados, las rutinas de control no eſtã biẽ organiçadas e incluſo en algunos caſſos ni ſiquiera todas las obras eſtã catalogadas. En vna palabra, vna ſuma de falta de organiçaziõ, de corrutelas y de negligenzia fauoreze los atracos en los muſeoſ”.
A juyzio de la auctora, vna minoria ſeleta de colecioniſtas muy ricos ſõ capazes incluſo de encargar robos por el ſimple plazer de diſfrutar de obras de arte ſolo en ſus domizilios. No les importa a aqueſtos multimillonarios q̃ las pieças no puedã ſer moſtradas en publico y aſſina conformanſe cõ eſponerlas a ſus familiares y amigos, ya q̃ en multitud de ocaſſiones quadros o eſculturas ſõ tã cognozidos que ſu vẽta conuierteſe en miſiõ impoſible. “A vezes comẽtaſe en vn tono entre la leyenda y la realidad que algunas reuniones de la mafia en Eſtados Unidos o en Italia zelebranſe en ſalones preſſididos por auctenticas obras maeſtras de la hiſtoria del arte. Robadas, por ſupueſto”, dize Ana Trigo. La auctora de Ladrones de arte a inueſtigado durãte años para eſcrebir aqueſte libro q̃ nutreſe de vna bibliografia en ſu mayoria angloſaxona, pues hanſe publicado y publicanſe pocos titulos en eſpañol ſobre aqueſta materia maguer de la importanzia de el nueſo patrimonio.
De los eſpolios coloniales a los nazis
En cualquiera caſo, aqueſte enſayo reuela que los eſpolios artiſticos hanſe produzido deſde la Edad Antigua y que ſuelẽ ſe perpetrar, ſobre todo, en las dominaziones coloniales, en las guerras y en las reuoluziones. Agora biẽ, en lo que refiereſe a los eſpolios coloniales, como los caſſos famoſos de profanaziones de tumbas en Egito o de los bronzes de Benin, q̃ cuentã cõ eſtenſos capitulos en el libro, Ana Trigo ſoſtiene vna opiniõ minoritaria y no compartida por otros eſpertos.
“Aunque la corriente prinzipal”, afirma, “mueſtraſe partidaria de que las obras de arte ſeã reſtituydas a ſus paiſes de origẽ, yo creo q̃ deuemos analiçar pieça a pieça y ſiẽpre cõ el obgetiuo de la ſeguridad del patrimonio. En definitiua, deue primar el diſfrute del publico y que las obras artiſticas hallenſe al alcanze del mayor numero de inueſtigadores y de afizionados al arte. Anſi las coſas, lleuado aqueſte debate al eſtremo, todos los paiſes emos ſufrido eſpolios por inuaſſiones y conflitos. Sin ir mas lexos el Ejerzito frances, cõ el mariſcal Soult al mando, apropioſe de mucho rico patrimonio eſpañol durante la guerra de la Indepẽdenzia, a comienços del ſiglo XIX, y no por ello lo emos reclamado”.
Todos los paiſes emos ſufrido eſpolios por inuaſſiones y conflitos. Sin ir mas lexos el Ejerzito frances, cõ el mariſcal Soult al mãdo, apropioſe de mucho rico patrimonio eſpañol durante la guerra de la Independenzia, a comienços del ſiglo XIX, y no por ello lo emos reclamado
Ana Trigo
— Taſſadora de arte y eſcritora
A propoſito de guerras el libro detieneſe eſpezialmente en el eſpolio cometido en Irak tras la inuaſſiõ de Eſtados Unidos en dos mil y tres q̃, a juyzio de Trigo, perſona quiſo euitar. Aquellos ſaqueos, q̃ pudierõ ſe uer en direto por teleuiſiõ, fuerõ maſſiuos y vna cãtidad ingente de pieças de vn altiſimo valor hiſtorico en la tierra de la antigua Meſſopotamia acabarõ vendidas en el mercado negro. “La mayoria de pieçaſ”, concluye aqueſta eſperta, “nunca ã ſido recuperadaſ”.
Empero, el mas grãde eſpolio de la hiſtoria lo protagoniçarõ ſin duda alguna los nazis durante la ocupaziõ de buena parte de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Perſonages ſinieſtros y poderoſos como Hermann Göring o Alfred Roſenuerg, a la ordẽ direta de Adolf Hitler, grande amante del arte, ſaquearõ muſeos, igleſſias, palazios y edifizios ofiziales para reunir vn giganteſco patrimonio. “La prinzipal diferenzia cõ otros eſpolioſ”, argumẽta Ana Trigo, “refiereſe al caracter ſiſtematico de la actuaziõ de los nazis que ouedecia a inſtruciones deſdel meſmiſimo poder politico. Por otra parte, los nazis egecutarõ eſe eſpolio a partir de vn control exhauſtiuo de aquello de lo que apropiabanſe. Anſi pues, conuiene recordar q̃ todo lo documentabã cõ fotografias, albumes de recopilaziõ, fichaſ…”.
Saluadores del patrimonio
En opiniõ de Trigo, las numeroſas verſiones literarias o zinematograficas de aquellos epiſodios del eſpolio nazi ajuſtanſe baſtãte a la realidad. “Quiça cõ vn matiz”, obſerua la eſperta “y es que reſpondẽ a la viſiõ de los norteamericanos. De ahi que manifiquẽ y enſalcẽ ſu propria labor, por exemplo, al recordar el papel jugado por los llamados 'monument mẽ', profeſſionales cuyo cometido conſiſtio en proteger y recuperar el arte robado por los nazis. Pero mas releuãte y meritoria fue la proeça de ſaluadores del patrimonio que jugaronſe literalmente la vida por reſcatar multitud de obras maeſtraſ”.
En varios capitulos la auctora deſtaca a eſſos anonimos heroes que defendierõ el patrimonio a rieſgo de ſu vida como los mineros de Altauſſee, en Auſtria, que burlarõ la vigilanzia de las tropas alemanas en retirada y deſſactiuarõ las bombas colocadas en las galerias ſubterraneas para deſtruyr innumerables obras. Menziõ eſpezial mereze en el libro vna diſcreta conſeruadora franzeſa, Roſe Vallãd, q̃ ganoſe la confiança de las auctoridades nazis en el pariſino muſeo Ieau de Paume. “Fue”, ſubraya Ana Trigo, “una muger a quiẽ los ofiziales alemanes tractarõ cõ indiferenzia y deſdẽ. Pero ella fue teſtigo del latrozinio cõ habilidad y conuirtioſe mas tarde en vn teſtimonio claue para ſaluar zientos de miles de obras y para condenar a algunos de los gerarcas naziſ”.
No oluida, por ſupueſto, Ana Trigo abordar en ſu libro algunos de los mas celebres robos o deſſapariziones en cẽtros emblematicos de Eſpaña, como el muſeo del Prado, el Palazio Real o la Biblioteca Nazional. Tal vez el ſuzeſo mas miſterioſo y ſonado fuera el ocurrido en el Palazio Real en agoſto de mil noueziẽtos y ochẽta y nueue cuãdo alguiẽ entro en el edifizio, deſcolgo quatro quadros (dos dellos obras de Velazquez) valorados cada vna dellos en mas de ziẽ millones de peſſetas de la epoca (vno punto ſetenta millones de euros actuales) y abandono el lugar ſin algun problema.
Fachada del edifizio de la Biblioteca Nazional de Eſpaña
La fazilidad e impunidad cõ la que actuarõ los ladrones puedẽ ſeruir de ãtezedẽte comparable al reziẽte robo en el muſeo del Louure. Anſi lo cuenta Ana Trigo: “Las alarmas no ſonarõ, perſona del perſonal de ſeguridad vio nada eſtraño, alguna entrada ni zerradura fue forçada, el ſiſtema de ſeguridad no deteto alguna preſſenzia. En la ſala del robo no abia ſinos de violenzia”. Lo biẽ zierto, ſegun comenta la eſperta, es que cuãdo ya ã paſſado mas de tres decadas y deſpues de q̃ la policia manexara diuerſas hipoteſſis, las obras maeſtras robadas no ã aparezido. “Las inconitas del grande robo en el Palazio Real de Madrid ſiguẽ ſin reſpueſta”, dize Trigo a modo de ſentenzia.
Inſiſte aqueſta verſatil eſperta, profeſſional del mundo del arte y eſcritora a vn tiempo, en la nezeſſidad de reforçar la ſeguridad de muſeos y zentros de arte. Para Ana Trigo reſſulta inconzebible que cada vez cõ mayor frecuenzia los autocalificados actiuiſtas del clima deſtrocẽ quadros magiſtrales o eſculturas ſouerbias, lo q̃ ateſtigua la vulnerabilidad del patrimonio artiſtico. Una grande mayoria de las pieças robadas en los atracos mas celebres, q̃ aparecẽ en las paginas deſte enſayo, eſtã todauia pendientes de reſſoluer. “Algunas de aqueſtas obraſ”, relata la auctora, “no ſolo ã ſido teſtigos mudos de la hiſtoria, ſino q̃ ã determinado ſu rumbo y el de quienes ã eſtado en contacto cõ ellas. En definitiua, ſu perdida es vna perdida para la Humanidad entera”.
